La rodilla muchas veces no es la culpable del problema

El dolor de rodilla es una de las molestias más habituales al caminar. Aparece sin un golpe claro, sin una lesión evidente y, en muchos casos, sin que sepamos explicar por qué.

Cómo viajan las fuerzas al caminar

Al caminar, las fuerzas se distribuyen a través de la siguiente cadena: pie, tobillo, rodilla y cadera.

Cada paso genera un impacto que entra por el pie y asciende por esta cadena. Cuando todo funciona correctamente, esas fuerzas se reparten y se disipan de forma eficiente. El problema surge cuando alguno de los primeros eslabones no hace bien su trabajo.

Cuando el pie y el tobillo fallan, la rodilla compensa

La rodilla es una articulación fuerte, pero tiene una función muy concreta: transmitir fuerzas, no corregirlas.

Si el pie no amortigua correctamente o el tobillo no controla bien el movimiento, la rodilla se ve obligada a compensar.

En estos casos, la rodilla recibe fuerzas mal alineadas una y otra vez. El resultado no es inmediato, pero sí progresivo: una sobrecarga repetida, incluso aunque la rodilla está estructuralmente sana.

Qué ocurre exactamente en la rodilla

Cuando el pie y el tobillo se mueven de forma descontrolada, la rodilla queda entre fuerzas opuestas, lo que genera tensión repetida.

Dado que la rodilla no está diseñada para gestionar rotaciones constantes bajo carga, esta torsión que se repite paso tras paso acumula tensión que puede traducirse en dolor, inflamación o sensación de inestabilidad.

Por qué la rodilla suele doler antes que otras zonas

Muchas personas se preguntan por qué duele antes la rodilla que la cadera o la espalda. La explicación suele estar en su función dentro de la cadena de movimiento.

La rodilla suele doler antes, ya que trabaja en cada paso, no tiene margen para compensar y recibe mucho impacto.

Mientras que otras articulaciones pueden adaptarse o redistribuir fuerzas, la rodilla actúa como un punto de paso obligado.

El dolor como señal de alerta, no como origen

En muchos casos, el dolor de rodilla no indica que la rodilla esté “mal”, sino que está asumiendo un trabajo que no le corresponde.

Por eso, centrarse únicamente en la rodilla suele ser insuficiente. El dolor actúa como una señal de alerta que invita a mirar más abajo: cómo pisas, cómo se comporta tu tobillo y cómo responde tu cuerpo al caminar.

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