Durante mucho tiempo, cuando buscaba zapatillas, solo miraba dos cosas: si eran cómodas y si amortiguaban bien. Nunca me fijé en algo tan simple —y tan importante— como la estabilidad lateral.
Y no lo hice porque nadie me habló de ella.

Cuando el dolor no viene del impacto, sino del desequilibrio
Hay dolores que no se sienten como un golpe. No aparecen al apoyar fuerte, sino al pasar tiempo caminando.
En mi caso, el problema no era tanto cuánto impacto recibía, sino cómo de estable me sentía en cada paso.
Ahí empezó a cobrar sentido algo que hasta entonces había pasado por alto.
Qué entendemos por estabilidad lateral
La estabilidad lateral es, básicamente, la capacidad de tu pie y tu tobillo para no “volcar” hacia los lados cuando caminas.
No se trata de rigidez. No se trata de ir “atado”. Se trata de sentirse seguro en el apoyo.
Cuando esa estabilidad falla, el tobillo tiene que corregir constantemente, por lo que la rodilla acaba compensando.
Cuando el calzado no ayuda (aunque sea cómodo)
Es una experiencia bastante habitual: zapatillas que al probártelas resultan muy blandas y cómodas, con buenas sensaciones desde el primer momento y durante los primeros días de uso. Sin embargo, con el paso del tiempo empiezan a aparecer otros detalles: el pie se hunde más de lo deseable, el tobillo tiene que trabajar de más y el apoyo pierde precisión.
No es que sean “malas zapatillas”. Simplemente, no ofrecen la estabilidad lateral que tu cuerpo necesita para caminar con seguridad y control.esita.
Estabilidad no es rigidez
Esto es importante aclararlo.
Una zapatilla estable:
- no bloquea el pie
- no inmoviliza el tobillo
- no te obliga a pisar de una forma artificial
Simplemente limita movimientos excesivos y ayuda a que el apoyo sea más predecible.
Es justo ese equilibrio del que ya hablábamos al analizar el papel del tobillo: moverse, sí, pero con control.
Señales de que quizá te falta estabilidad lateral
Sin necesidad de pruebas ni diagnósticos, hay indicios que nos pueden guiar, tales como sentir inseguridad en superficies irregulares, notar que el dolor aparece tras caminar un rato o identificar que el dolor únicamente aparece con algunas zapatillas.
Muchas veces, el cuerpo ya está dando la información. Solo hay que aprender a escucharla.